miércoles, 20 de abril de 2011

Las flores más bonitas del mundo

Allí estaba nuestro protagonista. Una pequeña daga en mano, una destartalada armadura, que podría ser derribada de un estornudo. El sudor era frío, su gesto serio y decidido, pero a la vez respetuoso y temeroso. La estancia no ayudaba, un frío que se introducía por los huesos hasta agarrotar los músculos y  un calor lejano que no estaba cerca de tranquilizar.

Decía la leyenda que allí crecían los flores más bonitas y adorables del reino y de tantos y tantos más allá. El olor que desprendían era embriagador y su belleza era sólo comparable a la de un ente halado venido del cielo.

Pero había un gran problema, grande como sus alas y su larga cola. Un problema de piel dura e impenetrable y ojos intensos amarillos, un dragón de un verde tenaz y contundente. Allí estaba paciente, esperando a que alguien más osase molestarle para poder despacharlo con una temible y cruel facilidad.

¿Pero qué hace que aquí esté nuestro amigo? Tal vez muchos llegados a éste punto de la historia atribuyen al amor, una de las razones de esta temeridad. Así es, ya que a veces puede ser más temible el sentirse solo que un zarpazo de un dragón. Es más, en ocasiones, el dolor de corazón, el amar y no ser plenamente correspondido es más duro de soportar que enfrentarse a un dragón y su poderoso fuego.

Si le preguntásemos a él diría que ella lo merece. Ella tiene un pelo largo y precioso, unos ojos en los que siento amor y ternura cuando los observo. Me encantan sus diferentes maneras de reír y sonreír y ver su cara de enfado cuando la ofendo o su cara de pícara cuando ella lo intenta. Me gusta que sea tan lista e inteligente. Ella, ella, ella...

Él sabe que su amor conseguirá vencer al dragón, y volverá al castillo de la princesa con las flores como presente, aún sabiendo que la situación no va a cambiar, pero pensando que a veces los milagros existen. En contadas ocasiones triunfa el amor por encima de otras cosas y hasta la más bonita de todas las princesas puede querer amar y dejarse amar por un simple plebeyo.

http://www.youtube.com/watch?v=rSHCiXJsW0g

martes, 5 de abril de 2011

Tus ojos

Eran las siete y diez de la tarde, un día cualquiera de lunes que vuelves cansado de trabajar, con el poco ánimo que da pensar que todavía queda para que termine tu semana laboral. Y ahí estaba, una pose distraída, unos labios que se mueven ligeramente tras la música de sus cascos. No sé decir si estabas alegre o melancólica, simplemente llenabas el andén.

Y una mirada, unos ojos que cautivan, que encogen y acongojan el corazón y los sentidos. La segunda llega tras un giro de cabeza disimulado, es posible que en la tercera ya haya sido más difícil esconderla y ahora puedo decir que también atisbo una sonrisa de las que a alguien le habrá provocado levantarse feliz cada mañana.

Subimos al vagón, a una distancia prudente y pienso en lo que sería decirte lo bonita que puedes llegar a ser sin ni siquiera intentarlo. Pienso en como lo haría, y me recuesto y cierro los ojos. Ya lo he decidido, me levanto convencido, hoy las cosas van a cambiar. Me has vuelto a sonreír, ya no me queda la mínima duda, tras unas cuantas risas y frases tontas ya estamos enganchados. Elegimos la siguiente parada como la de nuestra primera cita. Llueve y corriendo llegamos a un café. Qué descubrimiento! No sé si es que el sitio es romántico o en eso lo hemos convertido.

Ya por un tiempo no hay más en mi cabeza, no hay más que tu y yo. Conocer cada recodo de Madrid juntos. ¿Cómo hemos llegado a este punto si sólo eras esa chica que me miraba?. Me alegro tanto de haber sido valiente por una vez, ha merecido la pena solamente por estas semanas contigo. Sólo ese café habría valido toda la vergüenza del mundo, porque lo compartía al son de tus ojos.

Clinc! Abro los ojos, miro a la izquierda y veo mi parada. Me he vuelto a quedar dormido y casi me vuelvo a pasar. Ni siquiera me ha dado tiempo a ver si ella seguía allí antes de bajar. Otra vez será, supongo.

http://www.youtube.com/watch?v=v25nhPUuS3A&feature=related