martes, 5 de abril de 2011

Tus ojos

Eran las siete y diez de la tarde, un día cualquiera de lunes que vuelves cansado de trabajar, con el poco ánimo que da pensar que todavía queda para que termine tu semana laboral. Y ahí estaba, una pose distraída, unos labios que se mueven ligeramente tras la música de sus cascos. No sé decir si estabas alegre o melancólica, simplemente llenabas el andén.

Y una mirada, unos ojos que cautivan, que encogen y acongojan el corazón y los sentidos. La segunda llega tras un giro de cabeza disimulado, es posible que en la tercera ya haya sido más difícil esconderla y ahora puedo decir que también atisbo una sonrisa de las que a alguien le habrá provocado levantarse feliz cada mañana.

Subimos al vagón, a una distancia prudente y pienso en lo que sería decirte lo bonita que puedes llegar a ser sin ni siquiera intentarlo. Pienso en como lo haría, y me recuesto y cierro los ojos. Ya lo he decidido, me levanto convencido, hoy las cosas van a cambiar. Me has vuelto a sonreír, ya no me queda la mínima duda, tras unas cuantas risas y frases tontas ya estamos enganchados. Elegimos la siguiente parada como la de nuestra primera cita. Llueve y corriendo llegamos a un café. Qué descubrimiento! No sé si es que el sitio es romántico o en eso lo hemos convertido.

Ya por un tiempo no hay más en mi cabeza, no hay más que tu y yo. Conocer cada recodo de Madrid juntos. ¿Cómo hemos llegado a este punto si sólo eras esa chica que me miraba?. Me alegro tanto de haber sido valiente por una vez, ha merecido la pena solamente por estas semanas contigo. Sólo ese café habría valido toda la vergüenza del mundo, porque lo compartía al son de tus ojos.

Clinc! Abro los ojos, miro a la izquierda y veo mi parada. Me he vuelto a quedar dormido y casi me vuelvo a pasar. Ni siquiera me ha dado tiempo a ver si ella seguía allí antes de bajar. Otra vez será, supongo.

http://www.youtube.com/watch?v=v25nhPUuS3A&feature=related

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